Objetivos, metas, fuerza de voluntad, balance, promesas, mejoras, listas, pros y contras, propósitos, deseos… ¡Cambios, cambios!
Estoy convencida de que aunque este año no te lo hayas planteado (o sí), seguro que alguna vez elaboraste una lista (aunque fuera mentalmente) con aquellos objetivos que querías alcanzar el siguiente año. Una lista compleja y ambiciosa.
Y también estoy convencida de que alguna vez te has parado a hacer balance (o quizá lo estés haciendo ahora), de cómo habían resultado esos propósitos: qué esperabas y qué alcanzaste realmente. ¿Superaste las dificultades inesperadas? ¿Cómo lo hiciste? Aunque tenías buenas intenciones, ¿abandonaste a los pocos meses?
¿Cuál es el resultado del balance? ¿Qué aprendiste?
Cuando hablamos de propósitos generalmente pensamos en dejar de fumar, adelgazar, hacer más ejercicio o incluso en el muy ambicioso «ser feliz».
Quizá comiences el año muy motivado y durante un mes o dos avances, pero llegado a un momento abandones y sigas como hasta entonces. Peeero, ¡no desesperes! ¡Concreta!
Un ejemplo, ¿por qué no alcanzo el propósito «ser feliz»?
Ser feliz es uno de los objetivos que nos planteamos la mayor parte de las personas año tras año, deseo que pedimos incluso cuando vemos una estrella fugaz. ¿Lo conseguimos? Pues para ser sinceros, no.
Bien, partimos de la base de que cada persona es un mundo, y lo que vale para uno no necesariamente es útil para otro, así que no me voy a centrar en los típicos consejos generales para ser más felices, ni te puedo dar la fórmula de la felicidad, pero sí puedo ayudarte a que seas concreto, a definir bien qué significaría ser feliz para ti, a desmenuzarlo en pequeños pasos para que sea más fácil ir alcanzándolos poco a poco.
Este es uno de los procedimientos más usados en la terapia, ayudar a desmadejar la madeja, darse cuenta y comenzar a usar las palabras adecuadas a lo que sentimos, pensamos, deseamos, etc. Muchas veces acudimos al psicólogo enredados en nuestro malestar, sin saber muy bien por dónde empezar.
Varias preguntas para desmenuzar el concepto de felicidad
- ¿qué es para ti la felicidad?
- ¿qué necesitarías para ser feliz?
- ¿qué tendría que cambiar en ti, en los que te rodean y en tu vida para que te sintieses «más feliz»?
- si mañana te levantases y se te hubiese concedido el deseo de ser feliz, ¿cómo sería tu vida? piensa en todos los detalles
En el ejemplo hablo de felicidad, pero este tipo de preguntas sirven para concretar cualquier propósito general y poder convertirlo en objetivos más pequeños y concretos. También son útiles cuando hablamos de «palabros» (me gustaría estar más tranquilo, estoy ansioso, etc.), pero eso lo veremos en otra entrada.
Otra opción en vez de hablar de propósitos y que se nos escape la fuerza por la boca, flaqueemos y nos sintamos faltos de voluntad, pueda ser centrarnos en el cambio, en crecer, en mejorar, en lo que hemos aprendido, en valorar los errores pasados (dejando la nostalgia a un lado)… Quizá así nos resulte más sencillo, evitemos sentirnos frustrados y estemos más motivados, viendo lo que hemos conseguido, superado y lo que podemos conseguir.
Algunas recomendaciones para mejorar y crecer en este 2014
- Olvídate de las listas interminables: céntrate en uno o dos cambios y ve a por ellos
- Concreta y sé objetivo: son más fáciles de cumplir aquellos objetivos que nos planteamos de forma más concreta que no cuando son generales
- A corto plazo: divide tus objetivos en metas a corto plazo, así te sentirás mucho más motivado cuando los alcances
- Ve día a día: si te marcas pequeños logros que puedas alcanzar en tu día a día, tendrás más ganas de continuar. Por ejemplo, hoy no me fumaré el cigarrillo de después de comer
- Precisa los pasos que te van a llevar a alcanzar cada propósito, así cómo a superar las distintas dificultades que puedan aparecer. Siguiendo con en el ejemplo de fumar, debes tener claro qué harás si alguien te ofrece un cigarrillo o si recaes
- Haz partícipe a tu familia y amigos de tus cambios, ¡apóyate en ellos!
- El 2014 no te traerá nada. Lo tendrás que conseguir tú, así que actívate, deja la pasividad a un lado y cuantas más cosas hagas, más tendrás de hacer. Un logro te motivará para conseguir otro
- Y por encima de todo, quiérete mucho. Nunca me cansaré de repetirlo
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