
Hoy, 27 de Octubre, se conmemora el Día Nacional del TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad). Por ello, hemos querido que nuestra psicóloga Ana C. Díez de la Flor, especialista en TDAH, nos cuente realmente qué es, cómo lo viven en el día a día niños/as, madres y padres; o cómo afecta el TDAH en la adultez, en el artículo «Mi hijo/a tiene TDAH»
Ana además forma parte durante 7 años del equipo técnico de ANHIDACORUÑA
¿Qué es realmente el TDAH?
Es un trastorno neurobiológico, crónico, que aparece en la infancia y se mantiene en la edad adulta (variando los síntomas).
Implica un déficit de atención, hiperactividad y/o impulsividad.
En muchas ocasiones, aparece junto a otros trastornos: como el negativista desafiante, trastorno de conducta, de ansiedad, trastorno del ánimo, tics, trastorno del aprendizaje…

En el TDAH está afectado el lóbulo frontal. Este se encarga de la atención, planificación, autorregulación de las tareas, la orientación de la conducta y el control de las emociones.
Imaginad una orquesta muy grande con un montón de instrumentos: violines, violonchelos, flautas, guitarras, xilófonos…. El director de orquesta se coloca en el medio.
Mira a todos los instrumentos, da una señal con su batuta y la orquesta empieza a sonar de forma armónica. Primero las flautas, después los violines y ahora ¡todos juntos! Con cada señal del director hay un cambio en la melodía.
Pensad ahora en qué pasaría si ese director de orquesta estuviera manco. No habría melodía, cada instrumento tocaría cuando les apeteciera, ¡Todo sería un caos!
Esto es lo que ocurre dentro del cerebro una persona con TDAH. Por eso cuando se le da una tarea no sabe por dónde empezar o se olvida de la mitad de las cosas. Su director de orquesta no sabe gestionarse, no sabe planificarse ni organizarse, no sabe gestionar sus emociones.
Ana C. Díez de la Flor, psicóloga
¿Qué causa el TDAH?
No hay una sola causa. Debemos hablar de condiciones genéticas junto con factores ambientales: traumatismos craneoencefálicos en la infancia, infecciones del sistema nervioso central, prematuridad, encefalopatía hipóxico-isquémica, bajo peso al nacer o consumo de tóxicos en el embarazo.
¿Y en el día a día, qué significa que mi hijo/a tenga TDAH?
Las mamás y papás nos cuentan en terapia que son niños/as muy movidos/as. Que ya desde que eran bebés no paraban de llorar, que tienen carácter fuerte y que se frustran mucho con las injusticias.
Nos cuentan que sus hijos/as parecen estar en las nubes.
Que sus profesores/as se quejan de que no atienden ni prestan atención. Y por tanto, muchas veces los exámenes están suspensos a pesar de llevar tardes y tardes estudiando.
Los/as profes dicen que son vagos/as.
Madres y padres nos cuentan que cada dos por tres viene una nota en la agenda diciendo lo mal que se han portado. Y que se quedará castigado/a en el recreo.
Que sus hijos/as no van a cumpleaños, porque «siempre lía alguna o pega o empuja a sus compañeros/as».
Mamás y papás nos cuentan que desde el primer momento sabían que a su hijo/a le pasaba algo. Pero que todo ha sido siempre una lucha contra el mundo.
Que madres y padres de otros/as niños/as les decían «es un niño/a, es normal que se mueva y que corra por ahí, todos/as los/as niños/as tienen hiperactividad, eso es un invento».
Y sus familiares cercanos les decían «es muy pequeño/a aún, estás viendo problemas donde no los hay».
Que los/as profes del colegio o en infantil les decían » eso del TDAH no existe, es solamente movido/a» …
Ana C. Díez de la Flor, psicóloga
¿Qué puedo hacer si sospecho que mi hijo/a tiene TDAH?
Si crees que tu hijo/a puede tener TDAH es importante acudir al médico de cabecera y comentar la situación. Él o ella derivará a salud mental. El profesional que diagnostique tiene que ser psiquiatra, neurólogo o psicólogo clínico. Nadie más puede diagnosticar.
Si acabas de obtener un diagnóstico podemos saber en qué áreas trabajar y cómo ayudaros, tanto a tu hijo/a como a la familia.
Es importante un trabajo multidisciplinar en el que se trabaje conjuntamente la familia, el colegio y asociación o gabinete privado.
A veces es necesario un trabajo individual con el niño/a pero casi siempre es importante primero trabajar con la familia cercana. Enseñándoles en qué consiste el TDAH y proporcionando herramientas para saber manejar todas las dificultades.
TDAH en adultos
El TDAH no siempre desaparece al pasar a la edad adulta, manteniéndose en más del 50% de los casos. En la realidad se estima que la mayoría de adultos con TDAH no está diagnosticados.
Además es complejo debido a que suelen coexistir otros trastornos: trastornos por abuso de sustancias, ansiedad o del ánimo.
Los síntomas son diferentes al TDAH en niños/as y adolescentes:
- Se reducen significativamente los relacionados con la hiperactividad: aparece inquietud, actividad constante, horarios sobrecargados, «adicto/as» al trabajo…
- Aumentan las dificultades relacionadas con el déficit de atención: centrarse en una tarea en concreto o cumplir plazos, problemas para gestionar el tiempo, olvidos…
- La impulsividad tiene un fuerte impacto en su vida: les puede llevar a cambiar de trabajo o relaciones constantemente, perder el control, ser más temerarios/as, falta de paciencia o abuso de sustancias.

Y después del diagnóstico de mi hijo/a de TDAH, ¿qué?
Asumir tener un hijo o hija con TDAH no es algo fácil.
Madres y padres os enfrentáis a infinitas situaciones de tensión, cansancio, ansiedad, desesperanza… y la mítica frase de “ya no puedo más”.
Estaréis cansados/as de escuchar una y mil veces que vuestro/a hijo/a se ha peleado con alguien, que se despista en clase, que parece que está en las nubes, que no escucha, que no cumple las normas…
Cansados/as de los continuos comentarios de otros padres :“esta niña o niño no está bien educada/o”, “necesita mano dura”, “como siga así no va a llegar a ningún sitio”, “es un vago/a”…
Estaréis cansados/as de ver cómo otros/as niños/as no quieren jugar con él o ella, cuando no lo/a invitan a cumpleaños…
Pensar una y mil veces “¿qué estaré haciendo mal?”
Cansados/as de utilizar el castigo de manera continua, temer el momento de decirle a algo que no, temer el momento de ayudarle con los deberes…
Pero sobre todo, ver como él o ella con cada enfado, con cada castigo, cada vez que le dicen que no atiende, cada vez que se pelea con sus amigas y cada vez que no le invitan a un cumpleaños, sufre.
Sin embargo, aunque pueda parecer que tener un hijo o hija con TDAH es un calvario, lo cierto es que es todo lo contrario.
Son niños y niñas increíblemente creativos/as, nobles, cariñosos/as, inocentes, divertidos/as, ingeniosos/as, inteligentes, emotivos/as, fieles y un sinfín de adjetivos positivos.
Cada vez que te dice que te quiere es porque lo siente.
Si te da un abrazo es porque lo siente.
Cada vez que te miente es por miedo a defraudarte.
Cada vez que se hace daño y llora es porque te necesita.
Tener TDAH no significa ser vago/a ni tener poca capacidad, significa funcionar de forma diferente al resto pero lo diferente es lo bonito.
¿Cómo sería la vida si todos fuéramos iguales?
Es importante que sepáis que las emociones en una persona con TDAH son mucho más intensas, y el razonar se queda pequeñito ante esas emociones. Por eso los enfados son mucho más grandes y frecuentes. Ante esas situaciones de enfado, es necesario mantener la calma y que nuestra emoción no nos supere.
Después de ver a muchas mamás y papás con hijos/as con TDAH en consulta, mi recomendación es que disfrutéis de vuestro/a hijo/a en los buenos y en los malos momentos. Que lo/a apoyéis, guiéis y acompañéis en su camino, que le enseñéis a gestionarse y os sorprenderéis con vuestro/a hijo/a de una manera increíble.
¡Ánimo en esta maravillosa aventura!
Ana C. Díez de la Flor, psicóloga
Más info. sobre el TDAH en: ANHIDACORUÑA, TDAH y tú, Fundación CADAH
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