Día Mundial de la Salud Mental – Suicidio

Hoy, 10 de octubre, es el Día Mundial de la Salud Mental, dedicado este año a la prevención del suicidio. Por este motivo, el lema elegido es:
“40 segundos para actuar. Conect@ con la vida»
Cada 40 segundos se suicida una persona.
Cada año, unas 800.0000 personas se quitan la vida, y muchas más, lo intentan.
En España, hablamos de 10 personas al día, 10 personas que sienten que ya no pueden más con su sufrimiento.
Es la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años.
Es una realidad muy dura.
Hoy, en el Día Mundial de la Salud Mental, y todos los días, como profesionales de la salud mental, queremos invitar a tomar conciencia sobre la prevención del suicidio como problema de salud pública mundial, visibilizarlo, prevenirlo y luchar contra el estigma de la enfermedad mental.
Y por supuesto, a ti, que sufres, que quizás sientes que ya no puedes más, o lo sentiste en algún momento… Decirte que no estás solo/a.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), ha creado estos documentos que pueden ser de utilidad para aquellas personas que puedan creer “que no vale la pena vivir” como para las que puedan conocer “a alguien que podría estar pensando en suicidarse”.
Estigmas y rechazos – Prevención del suicidio
Tras tantos años de lucha desde las Asociaciones y profesionales sanitarios que trabajan en el ámbito de la Salud Mental, parece mentira que todavía se sienta rechazo al escuchar las palabras “trastorno” o “enfermedad mental”. Que se piense en locura, en violencia, descontrol, peligro, manicomios… Los mitos, estigmas y la falta de información real sobre Salud Mental, ayudan a mantener dicho rechazo en la sociedad.
Resulta curioso, ya que sabemos que tiene gran incidencia en la población: 1 de 4 personas sufrirá en algún momento de su vida una enfermedad mental, incluyendo entre ellas, la ansiedad o depresión.
La mitad de los trastornos mentales se desarrollan antes de los 14 años y la cifra aumenta hasta el 75% antes de los 18. Las personas de entre 15 y 29 años han sufrido algún tipo de problema de salud mental, siendo el suicidio la segunda causa de mortalidad entre ellos.
La OMS estima que, en 2020 la depresión será la segunda causa más importante de incapacidad en el mundo.
Sufrir un trastorno mental, conlleva un gran sufrimiento, tanto para la propia persona, como para su familia. Puede llevar asociada una discapacidad debido a las dificultades y limitaciones que provoca en la vida de la persona, además de aumentar el riesgo de suicidio y también el aislamiento social.
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¿Cómo podemos prevenir el suicidio? Recomendaciones en el Día Mundial de la Salud Mental
- Restringiendo el acceso a los medios de suicidio (por ejemplo, armas de fuego y ciertos medicamentos
- Ofreciendo información responsable por parte de los medios de comunicación
- Introduciendo políticas orientadas a reducir el consumo nocivo de alcohol
- Realizando intervenciones escolares preventivas
- Identificando de forma temprana, ofreciendo tratamiento y atención de personas con problemas de salud mental y abuso de sustancias, dolores crónicos y trastorno emocional agudo
- Formando al personal sanitario no especializado, en la evaluación y gestión de conductas suicidas
- Realizando un buen seguimiento de la atención dispensada a personas que intentaron suicidarse y prestando de apoyo comunitario.

El suicidio es un problema complejo y, por ello las actividades de prevención propuestas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), exigen la coordinación y colaboración de múltiples sectores de la sociedad, incluidos los de salud, educación, trabajo, agricultura, comercio, justicia, derecho, defensa, política y medios de comunicación.
Esas actividades deben ser amplias e integradas, dado que ningún enfoque individual por separado puede tener efecto en una cuestión tan compleja como el suicidio.
La historia de L.
Para terminar, queremos compartir el testimonio de una paciente que tocó fondo, y que quiere hablar de ello:
Yo no creía en la depresión hasta que caí en una. Y vaya que si caí. Hasta el fondo más profundo. Y pensé que no saldría. Que me había perdido para siempre y que no volvería a ser yo. Que toda la gente que tenía alrededor me dejaría sola por no saber estar feliz. Se me olvidó lo que era estar contenta, no tenía ganas de vivir ni de salir ni de socializar… El mejor momento del día era el de cerrar los ojos para dormir y no pensar en nada más.
Caí en la depresión y nunca supe bien el porqué… Hace dos años empecé a llorar cada día. No me pasaba nada y lo tenía todo: una familia y unas amigas que ya quisieran muchos, un trabajo que me gusta, era de las pocas personas de mi alrededor que había logrado independizarse a pesar de la precariedad… Pero no era feliz. Y el hecho de no ser feliz con todo lo que tenía me hacía sentirme culpable y ser más infeliz aún.
Entré a la consulta del psiquiatra y me puse a llorar. Cuando el pobre hombre me preguntaba, yo solo repetía entre sollozos: “Si a mí no me pasa nada, estoy genial, todo me va genial”. Salí de allí después de una hora con el diagnóstico de una depresión grave, tres recetas de antidepresivos y ansiolíticos diferentes y con la primera de muchas citas con una psicóloga, Pilar, que ha sido otro de mis grandes salvavidas durante este tiempo.
Hablo de “curarme” porque la depresión es una enfermedad. Y no lo digo yo, lo dice la OMS y otras instituciones mundiales. De hecho, fue lo primero que me dijo el psiquiatra al que visité después de que mi madre viniese un día asustada a mi casa y me sacase de la cama a rastras porque no aguantaba verme sufrir así.
Porque estos dos años han sido muy duros, pero empezar a ver la luz es el único logro en esta vida por el que no pararé de tirarme flores y sentirme orgullosa. No de mi yo de ahora, sino de esa “yo” que buscaba en internet qué forma de matarse era la menos dolorosa. Siempre pensé que era cobarde suicidarse, pero lo que más deseaba en muchos momentos era dejar de existir.
Después, cuando la razón podía al sentimiento, pensaba en mis hermanos y en mis padres, en mis sobrinas y en mis amigos y me negaba a hacer más daño del que les estaba haciendo sin levantar cabeza. Aunque en muchas ocasiones era lo que más deseaba, sabía que quitándome la vida podría destrozar otras muchas.
Empecé una terapia en la que me enfrenté a fantasmas del pasado que YO PENSABA que tenía más que enterrados, pero que han estado ahí siempre…Empecé a aprender sobre el autocuidado … Normalicé mi situación.. Aún sigo en ello.
Si estás en alguna parte de este proceso, sólo puedo decirte que todo pasa. Y que se sale. Que cuentes con ayuda tanto de un profesional como de tus entornos más cercanos y que estés rodeado de buenas personas. No te sientas culpable: quiérete y cuídate. Y, sobre todo, no te cierres y habla de lo que sientes y de lo que te pasa, aunque sea lo último que te apetezca.
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Si tienes a alguien alrededor que pueda estar pasando por este proceso, sí que tengo muchas más cosas que decir: acompaña, quiere, mima, cuida y comprende. Pero no juzgues. No juzgues nunca. Porque puedes no creer en la depresión o infravalorarla, pero nada te dice que nunca caerás en ella…
En Sinergia, contamos con profesionales especializados en el área de psicología y psiquiatría que podrán acompañarte si estás pasando por una situación difícil. Podemos ayudarte a mejorar tu calidad de vida, y la de tu familia.
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