Desgana, falta de motivación, pasividad, indiferencia, desidia, falta de fuerza, cansancio, aburrimiento, tristeza, rutina, falta vida social y afectiva, pereza
¿Te suena, verdad? Si como yo, te sientes identificado, es porque alguna vez has sentido lo que es la apatía, o conozcas a alguien de tu entorno que le ocurra. Puede que estos sentimientos fuesen hacia alguien o algo en concreto (estudios, trabajo, deporte…), o quizá hacia todo en general. Quizá te ocurra un día en concreto o varios, o incluso durante una larga temporada.
La falta de motivación y la desgana, hacen que caigamos en el aburrimiento y que nuestra vida sea totalmente rutinaria. Además nuestras relaciones sociales se ven afectadas, ya que tendremos menos ganas de hacer cosas con nuestros amigos.
A veces apatía y depresión van de la mano, ya que es uno sus síntomas más característicos, así como también lo es de otras enfermedades. Sin embargo esto que no quiere decir que si te sientes apático, tienes depresión.
Sea como sea, si llevas una larga temporada sintiéndote sin ganas de nada hacia todo, sin motivación, apático, sería conveniente acudir a un especialista que te ayudase a conocer qué está ocurriendo, a mejorar y salir de este bache.
Sentirnos apáticos con la vida en general, es algo muy común a medida que vamos creciendo, ya que hacemos balance de las metas que nos habíamos propuesto y vemos que lo que hemos conseguido no tiene nada que ver con lo que queríamos, puede ser que sintamos que hemos «fracasado» , que nos frustremos cuando no podemos cambiar algo en nuestro vida que se escapa a nuestro control (o eso creemos), en definitiva, un cúmulo de situaciones que provocan que dejemos de intentarlo y tiremos la toalla. Y no dejamos de pensar, «¿total, para qué?»
Cómo enfrentarse a la apatía
Aunque seamos conscientes de que debemos hacer algo para cambiar nuestra situación, movilizarnos y luchar contra nuestros sentimientos y pensamientos, es como si estuviésemos atrapados en una especie de «espiral de desgana», una pescadilla que se muerde la cola: no hago nada porque no tengo ganas, y no tengo ganas porque no hago nada. Y así se repite la historia una y otra vez.
Como ya te habrás imaginado no es lo mismo enfrentarse a una apatía «puntual» y focalizada en algo en concreto (apatía hacia los estudios por ejemplo), que si la llevas sufriendo una larga temporada, como antesala de una posible depresión.
Así como no te sentiste apático de una día para otro, tras tanto tiempo caminando desilusionados, deberemos encontrar la mejor forma de caminar por la vida ilusionados y motivados.
Algunos de los pasos que realizaríamos en terapia, siempre ajustados a cada persona, serían los siguientes:
- Romper la rutina: ¡haz cosas! retoma antiguas actividades que te gustaban o comienza una nueva, prueba a hacer algo distinto hoy a lo que estás acostumbrado, ser más conscientes de los pequeños detalles de tu día a día para aprender a valorarlos.
- Establecer metas y objetivos: ¿cuáles eran las metas que te motivaban? Debemos valorar las razones por las que ya no las consideras motivantes así como buscar unas nuevas. Empezaremos por metas pequeñas para que se puedan alcanzar fácilmente y así nos motivemos a continuar, que crezca nuestra motivación hasta que estemos fuertes y preparados para afrontar unos objetivos mayores.
¡Cuantas más cosas hagas, más tendrás ganas de hacer!
- Volver a ser sociable: es importante retomar las actividades con los amigos que has ido dejado de lado, o con tu pareja, incluso conocer a nuevas personas con las que compartir momentos de ocio y salir de la rutina en la que estamos inmersos
- Retomar hábitos saludables: ¡movimiento! es muy recomendable hacer ejercicio (si estamos activos tendremos más ganas de hacer cosas), así como llevar una buena alimentación y seguir unas pautas que te permitan dormir de forma adecuada.
- Quererse mucho: reconoce los pasos que vas dando, tus méritos, prémiate por el esfuerzo y date una recompensa con algo que te guste. ¡Te lo mereces!
Para terminar os dejo el corto «Merci!» de Christine Rabette. ¡Espero que os guste!
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=DKSoshwPCdk&w=640&h=360]
Me encantó el comentario introductorio con la frase de Paul Watzlavick. Así, además, el artículo subsiguiente «La realidad inventada», corto y preciso. Y estupendo ese toque de puntilla con el corto «MERCI !» de Cristine Rabette, que habla, sin palabras, de cuánto podemos «decir» y mostrar los seres humanos con nuestras expresiones gestuales y lenguaje corporal… ¡ Y cuán contagioso y de gran beneficio puede resultar tener cerca a una persona de buen ánimo, risueña, desinhibida, desenfadada… Leí el artículo muy seria; sentí la relajación en el rostro, como suele ocurrir cuando algo satisface, al terminar de leerlo; comencé a sonreir en cierta parte del corto y acabé riendo a carcajadas.
La terapia de risa me animó el día.
Gracias por ello.
Te felicito.
¡Muchas gracias Eva!
La frase de Watzlawick y nombrar «la realidad inventada» al blog, se debe a que resumen muy bien mi forma de concebir la vida y la terapia.
A veces olvidamos lo «simple» y beneficioso que es reírnos sin motivo aparente, una mirada o un abrazo.
Me alegro de que te haya gustado y de haber contribuido a mejorar tu día, ¡vuelve cuando quieras!
http://nelygarcia.wordpress.com. También existe en momentos puntuales, el cansancio de vivir. Cuando has luchado toda la vida dando lo mejor de ti mismo, y sientes que en el movimiento de la existencia, debes de seguir adaptándote a los nuevos tiempos y careces de la energía necesaria, a veces, la desgana nos puede.
Muchas gracias por tu comentario. Por supuesto, estoy de acuerdo contigo, y es normal que a veces nos pueda, pero en esos momentos de hastío debemos encontrar algo a lo que agarrarnos para motivarnos de nuevo.